El espíritu navideño cada vez nos invade antes y, desde hace unos años, comenzar diciembre significa empezar ya los festejos con cenas y comidas copiosas acompañadas de excesos, tanto gastronómicos como de falta de descanso que, a principios de año, nos empiezan a pasar factura.
Pero no tenemos que renunciar a estas fechas ni tampoco es necesario encomendarnos a los milagros de la “operación bikini”, si seguimos una serie de pautas y consejos fáciles podremos disfrutar y dejar a un lado las lamentaciones.
- Descansa todo lo que puedas. Lo habitual en estos días es trasnochar y restar horas de descanso a nuestro cuerpo, lo que se traduce en amanecer con aspecto cansado y encontrarse más irritable y ansioso. La ansiedad puede traducirse en un aumento de la compulsión por la comida ingiriendo mayor número de calorías a lo largo del día y tomando alimentos con más grasa y azúcar. Si por la noche no has dormido bien, busca algún momento para echarte una siesta de 20 minutos y procura acostarte antes los días sin eventos, tu cuerpo te lo agradecerá.
- No te saltes las 5 comidas diarias. Puede parecer una contradicción, pero lo que hacemos comiendo cada 3 horas es mantener unos niveles adecuados de glucosa evitando las hipoglucemias. Si sufrimos bajadas de azúcar tendremos más apetencia por los alimentos que más engordan, como los dulces navideños. Comiendo algo sano cada poco tiempo evitamos llegar a la siguiente comida o cena con un hambre voraz y conseguimos saciarnos antes.
- Desayuna siempre. Aunque la cena de la noche anterior se haya prolongado en exceso, el desayuno es la comida más importante del día y no hay excusa para saltárselo. Para no seguir sumando calorías, lo ideal es tomar una pieza de fruta, una infusión y algún hidrato de carbono saciante y rico en fibra que nos facilite ir al baño, como un puñadito de copos de avena acompañados de un yogur desnatado. Eso sí, ¡¡prohibida la bollería y los dulces en el desayuno durante estos días!!
- Bebe mucha agua. El exceso de alcohol produce deshidratación por lo que hay que compensar esta situación aumentando la ingesta de agua diaria. El agua nos ayuda a hidratar el organismo para que pueda llevar a cabo sus funciones de manera correcta, nos hidrata la piel y previene la pérdida de elasticidad, además depura el cuerpo favoreciendo la eliminación de toxinas. Su función saciante consigue que no tengamos tanta hambre si bebemos dos vasos antes de las comidas.
- Camina 30 minutos al día. Si no tienes posibilidad de realizar otro tipo de ejercicio más enérgico durante estos días, camina a paso ligero durante al menos media hora TODOS los días y, si es posible, hazlo después de comer para no favorecer los kilos de más y las malas digestiones. Si puedes realizar el ejercicio nada más levantarte comenzarás la jornada de mejor humor y, según recientes estudios, la sensación de hambre durante el resto del día será menor.
- Compensa las comidas copiosas. Si has comido demasiado, no te saltes la cena pero procura que ésta incluya pequeñas cantidades de otro tipo de alimentos más saludables y de bajo contenido calórico como frutas, verduras, hortalizas o proteínas bajas en grasa (pollo, pescado o pavo), cocinadas al horno, al vapor o a la plancha.
- Vigila lo que bebes. No sólo el alcohol pone en peligro nuestra salud y nuestra figura por las calorías vacías que aporta, los refrescos con elevado contenido en azúcares también son perjudiciales por lo que es aconsejable decidirse por las versiones zero o light y, si tomas alcohol, da prioridad a un vaso de buen vino antes que a los licores.
- Elige las versiones más saludables. Si tienes que decidirte entre carne o pescado, no dudes en optar por la segunda opción. Los aperitivos también puedes controlarlos si decides tomar aceitunas verdes en lugar de negras (más calóricas), berberechos al natural, mejillones al vapor, gambas a la plancha, encurtidos, salmón ahumado, pinchos de tomatitos cherry con queso fresco y albahaca, frutos secos sin sal… Acuérdate de que la última opción la tendrán los fritos ya que son los menos saludables, pudiendo aumentar nuestro colesterol malo y haciendo que ganemos peso.
- Las dietas pre-navideñas, prohibidas. No es buena fórmula hacer dieta estricta antes de las fiestas, lo único que conseguiremos será “devorar” durante las fechas señaladas y ganar más peso. Estar en ayunas durante el día tampoco es solución pues es más fácil no perder el control sobre la comida si seguimos una rutina.
- Las dietas post-navideñas tampoco son aconsejables. Después de las navidades, lo ideal es retomar una dieta equilibrada sin restricciones drásticas de ningún alimento y acompañarla con un poco de ejercicio cada día. Recuerda: ni las dietas milagro existen ni el cuerpo está diseñado para sufrirlas sin consecuencias indeseables.
Si seguimos estos consejos disfrutaremos de las fiestas navideñas y comenzaremos el Nuevo Año sin remordimientos y sin analíticas con el ácido úrico y el colesterol por las nubes. Y tú, ¿te animas a poner en práctica estos sencillos consejos?
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Yo los dulces en estas fechas reconozco que los como en exceso pero no dejo de hacer ejercicio todos los días así que lo compenso.