Prometí contaros cómo fue la llegada del pequeño, pero ahora, que lo veo de lejos (a una semana vista) ya pienso que no tendrá tanto interés para vosotros así que lo resumiré en que fue una experiencia inolvidable, esta vez sí. Digo esto porque no recuerdo los otros dos, tengo recuerdos lejanos pero el momento del nacimiento no lo tengo en la cabeza.

partoEsta vez, por ser más prevenida y que no me pillara desprevenida como las otras veces, me fui antes de tiempo al hospital. Yo al revés, si las primerizas son las que van corriendo al primer síntoma y luego tienen que esperar un día a ponerse de parto, en el primero fui y ya estaba casi… y en el segundo me enteré de que estaba de parto de casualidad en el hospital.
En el tercero me daba miedo que me pillara en cualquier sitio, y como estaba muy bien aconsejada por mi ginecóloga, una gran profesional que una vez me salvó la vida, le hice caso y a la mínima allí estaba, en el Hospital Infanta Leonor de Madrid. No doy su nombre por si no le gusta aparecer. Nunca podré agradecerle lo que ha hecho por mi.

Todo fue fenomenal gracias a ella y a todo un equipo de gente al que no podía dejar de agradecer su profesionalidad, su saber hacer, su amabilidad y todo lo que ese día me transmitieron.
Me sorprendió verles, o mejor dicho, verlas, porque todas ellas eran mujeres, enfermeras, matronas y ginecólogas, con ese buen rollo en el trabajo y esa predisposición de hacer las cosas bien. Y eso que ahora están pasando una situación un poco compliacada porque van a privatizar ese hospital y con ello, muchos de sus trabajadores tendrán que buscarse otro destino, o pasar a otras condiciones menos favorables.

Que no voy a entrar yo en polémicas de privatizar sí, privatizar no. Creo que la mayoría de las cosas funcionan mejor cuando están en manos privadas, al menos hasta que este país tenga la mentalidad que tiene, pero tampoco quiero meter a todos los funcionarios en el mismo saco.

Sobretodo porque hoy estoy cabreada porque una vez más, la funcionaria de turno de la Seguridad Social de la oficina que me corresponde en Madrid, me parece una pasota, que lejos de facilitarme la presentación de todos los papeles para dar de alta al bebé, me pone pegas y no mueve un dedo después de soltarme «si no encuentra ese papel, váyase fuera y luego me lo trae, que yo estoy muy ocupada». ¿Qué le ocupará tanto, atender a otro con esas pocas ganas? ¡qué falta de interés! Señora, si usted sabe mejor que nadie cuál es ese papel, con su ayuda lo localizamos en un momento, tan solo llevo una carpeta. Es como si el médico me dijera que me quite los pantalones fuera, y cuando los tenga quitados, pase a la consulta…
Otras veces ha sido peor, con una cola enorme de gente, con el numerito sacado con la hora, se levantan en grupo y salen a tomarse el café de las 11. No es un mito, lo he vivido varias veces. Eso en la privada, lo siento, no pasa, o pasa menos al estar en juego el puesto.
Siempre defenderé el que el puesto y el sueldo funcione por objetivos, tanto trabajas, tanto te corresponde. Si no, mucha gente se desentiende de conseguir productividad en su puesto y se limita a cumplir su horario.
Por eso defiendo a las trabajadoras del Infanta Leonor, porque tenían predisposición y ganas de hacer las cosas bien, entre quien entre por la puerta, sea cual sea su situación laboral en esos momentos.

Otra cosa es que saques un puesto de funcionario, con el trabajo que cuesta, te den una plaza, por ejemplo en un hospital, y se ponga en venta el hospital y con ello te tengas que buscar la vida, teniendo que dejar tu plaza, que tanto te costó y recolocarte donde puedas, en estos tiempos que corren… eso no me parece justo.  Y al parecer es lo que está pasando con el Hospital Infanta Leonor y otros. Lo correcto sería que a partir de ahora se abran hospitales privados, si así se quiere, pero los que tengas ya con sus plazas fijas, deberían mantenerse, digo yo.
Pero como el tema da para mucho y yo no me quiero meter a debatir de política, sino que sólo quiero dar mi apoyo esta vez al equipo que me atendió en urgencias del Infanta Leonor el pasado sábado, fantástico equipo y grandes profesionales. Espero que tengan suerte y puedan mantener sus puestos y así poder seguir dando el gran servicio del que yo pude disfrutar en esta sanidad pública que tenemos en Madrid, de gran calidad a mi modo de ver.

Perdonadme este desahogo…

dharma la vida tras un despidoPara suavizar el tema, os contaré que tengo un hallazgo muy especial: un fantástico libro que sale a la venta hoy y que os encantará. Es una novela, muy fácil de leer, pues yo me la leí en una semana, con enseñanzas sobre valores fundamentales de la vida y también relacionada con el tema de la situación laboral.

Si alguna conoce el libro de El Monje que vendió su Ferrari, es de ese tipo.

Se llama DHARMA: LA VIDA TRAS UN DESPIDO y es perfecto para leer y regalar estas Navidades. PVP 17 euros y en esta página lo envían a casa:  Ver libro