No quiero que se malinterprete el título de este post, pero después de contar mi aventura para dar a luz tantas veces, he decidido plasmarla en éste, mi espacio personal, para que pueda ayudar a aquellas que se encuentran en la dulce espera. Os cuento mi experiencia personal de parto.
Cuando te quedas embarazada, piensas en un pequeño bebé en su cunita, sonriéndote a cada momento, levantando los brazos, dejando ese aroma maravilloso en la casa, una nueva vida, y lo mejor que te puede pasar, según dicen todos. Pero llegado el tercer trimestre de embarazo, esos pensamientos se van centrando más en una misma, y especialmente en el momento del parto. ¿Cómo será? ¿Dolerá tanto como vemos en las películas? ¿gritaré y sudaré sin reparo en esa camilla? ¿lo podré soportar?
Bajo mi punto de vista personal, el parto no es para tanto. Y digo esto porque estamos muy preparadas para ese momento, y no tanto para lo que viene después, que es para lo que yo creo que nos deberían preparar más.
MIS TRES EXPERIENCIAS DE PARTO
Antes de mis tres hijos tuve un embarazo ectópico, del que ya os hablé en una ocasión. Fui dos veces operada por sufrir endometriosis, enfermedad por la cual, según algunos ginecólogos que visité, no iba a poder quedar embarazada nunca. Tras la primera operación llegó el primero de lo que alguno se atrevió a llamar «milagro» (después tuve otros dos «milagros» , así que la cosa afortunadamente cambió para bien).
1) Tras nueve meses de embarazo, leyendo libros y devorando artículos de internet hablando del parto, que no del cuidado del recién nacido, llegó el momento. Por suerte había asistido a un curso de preparación al parto y cuidados del bebé, en el que una extraordinaria matrona, Ana, nos daba las pautas para cuando llegara la hora estar preparados y no salir corriendo a la primera de cambio.
La FPP (fecha prevista de parto) era el 5 de septiembre de 2006, y aquel día no pasó nada. Por más que me atendía a mi misma y pensaba en mis sensaciones, no notaba nada. El día siguiente fue parecido, pero por la noche, al acostarme empecé a notar ciertas molestias. La matrona nos había dicho que las contracciones eran periódicas, tenía anotado los minutos entre unas y otras y cuando los intervalos entre una y otra llegaran a ser de 5 minutos (creo recordar) , sería el momento de salir al hospital, y no antes. Ana decía «¿por qué todo el mundo corre y corre al hospital como si no fuera a llegar a su parto? ¡Todo el mundo llega a su parto! jaja» . Todo lo hacía en clave de humor y así lo reteníamos todo como con el mejor profesor que haya podido tener en la universidad.
En fin, los dolores no llegaban, pero tenía esas pequeñas molestias de manera exacta según su descripción, así que llegadas las 6 am. nos fuimos al hospital, tranquilos porque al no tener dolores, no estábamos seguros de que aquello fuera «la señal».
Mientras daba mis datos en ventanilla, medio escondía la maletita de estampados azules que había preparado para Pablo y que llevaba conmigo (Canastilla para el hospital). La otra la llevaba mi marido, no muy grande ya que Ana también nos había dicho que llegaban parturientas a su hospital con maletas que parecía que se iban a Punta Cana, y yo no quería que pensaran eso de mi, mi maleta era lo más pequeña posible, un bolso de mano grandecito. El motivo de esconderla era que temía que me dijeran que no estaba de parto y me volviera a casa, como si fueran imaginaciones mías porque al fin y al cabo podían serlas, acostumbrada a las películas en las que la mujer no puede de dolor y pinchazos, o que rompen aguas, lo mío era tan tranquilo que no parecía que estaba de parto. Pero sí que lo estaba. Al llegar me reconoció la matrona de guardia, y me dijo que ya estaba dilatada 5 ctm. y por tanto, ¡empezábamos!
A partir de ahí fue una espera relativamente corta, los dolores eran normales, de menor intensidad que cualquiera de los meses de regla que había pasado durante años y reconocía perfectamente. Tenía previsto la epidural así que me la pusieron. Y a partir de ahí, a esperar, sin dolor, a que Pablo llegara. A las 10 am. nació y la verdad es que todo fue perfectamente. Nada que ver con esas imágenes que rondaban mi cabeza, ni nada malo que recordar. Es un momento muy especial, y nada podía estropearlo.
Es cierto que podía no haber sido tan perfecto, de hecho no lo fue, hubo algún susto antes justo de nacer, pero para eso están esos grandes profesionales que tenemos la suerte de tener en este país, que saben manejar estas situaciones y hacen que todo vaya bien. Doy gracias por todos los medios que nos rodean, desde luego.
2) La segunda experiencia fue más original. Tampoco notaba nada los días próximos a la FPP, mi madre ya se había venido a Madrid para estar conmigo y porque cuando tienes otro hijo mayor ya tienes que tenerlo organizado para salir de casa «corriendo». Una vez más, no hubo carreras.
Iba con mi madre y mi hermana por la calle Velázquez, esos días de compras con ellas que tanto me gustan, y aparcamos el coche, al bajarme metí el pie en un agujero que había en la acera y tropecé. Caí a cámara lenta, intentando equilibrarme con los brazos para no caer de barriga, y fui de lado a lado hasta caer al suelo, golpeando levemente la barriga por el costado. Sentí miedo por si le había pasado algo al bebé, pero me encontraba bien y seguimos nuestros planes, hasta que unos minutos después mi madre se empeñó en que debía ir a la Clínica a que me vieran si todo estaba bien. Yo no quería, pero finalmente fuimos. Y allí al verme confirmaron que todo estaba bien pero que estaba de parto y me quedaba. ¡Y yo sin mi maleta! Todo muy rápido también. Y sin apenas dolores. Notaba dolor pero no fuerte, me bajaron, dilaté, parto natural también, eso sí, con vuelta de cordón, estuvieron ágiles los médicos y matrona, y allí estaba Jaime. Otro parto «no peliculero». Un parto real, bonito, tranquilo. Es cierto que tampoco yo soy muy mística para estas cosas, y no me parece lo más bonito del mundo, me parece un momento bonito, especial, pero no lo más maravilloso del mundo, eso lo dejo para después, los momentos con ese bebé ya de una manera más tranquila.
3) Y el tercer parto, noviembre de 2012. Quizás se suponga que al ser el tercero vas más tranquila, yo no. Iba igual de nerviosa, no de nervios de correr o no llegar, sino de los que al final sientes pensando en que algo puede ir mal. Esta vez la ginecólogo que me atendía era amiga y una gran profesional, no sólo porque yo lo diga sino porque lo es objetivamente hablando. Como le había contado la rapidez de llegada de mis dos chicos anteriores, ya iba prevenida así que al mínimo aviso, manchar un poco al levantarme, nos fuimos al hospital. Allí con su saber hacer y ese equipo de profesionales maravilloso, Alfonso también nació perfectamente, y en estos tiempos tecnológicos en los que todo se cuenta, se subía automáticamente este post escrito por mi con antelación: Ya ha nacido.
En este último parto sí que tuve dolores de contracciones ya que por circunstancias, no me pudieron poner la epidural al principio. En esta ocasión sí que sentí esos dolores y esa llegada de una manera más acusada. Notaba todo, una sensación que no olvidaré nunca.
Cuando la ginecólogo me dijo «avísanos cuando tengas ganas de empujar» pensé «¿y cómo voy yo a saber eso?» pero pronto lo supe, eso se sabe, es cierto, no temáis si creéis que no sabéis qué serán las contracciones, o qué tenéis que notar. La naturaleza es sabia y en esos momentos nuestros instintos nos guían. (Otra cosa es que sigamos no nuestro instinto, sino el de nuestro nervioso marido y salgamos corriendo a la primera de cambio por si acaso, jaja)
En fin, con esto no quiero decir que los partos sean algo sencillo en todos los casos, por supuesto que no. Muchas amigas se han pasado días enteros dilatando, terminando a veces en cesárea, y con muchos dolores por delante. Y hubo otras que tuvieron problemas más importantes. Eso es cierto. Solo quiero decir que no todos los casos son así, que hay muchos partos llevaderos, fáciles (por parte de la madre), y quiero también dejar constancia de ellos. Y si así puedo tranquilizar a las futuras madres, pues mejor.
Y aún hay casos de partos mejores que los míos, mi madre, por ejemplo, dio a luz a sus 4 hijos, sin epidural, con «solo» los dolores fuertes del final, sin puntos, sin curso preparatorio, y sin los medios de ahora, una campeona como muchas otras.
Y vosotras ¿cómo fue vuestro parto o qué pensáis de ese momento?
Yo nunca he estado embarazada pero a mi alrededor ha habido casi de todo, la que ha tenido que ingresar y la que casi ni se enteró.
Mi madre tuvo 3 hijos y todos en casa. Estando embarazada de mí rodó por todo un tramo de escaleras del hospital literalmente (había ido a visitar a mi padre que había tenido un accidente laboral), le hicieron varias pruebas y para casa . 15 días después nací yo.
Madre mía, qué accidentado! y qué bien que todo fuera bien!
Yo no tengo hijos pero me imagino que todo dependerá de lo que una se haya cuidado y de lo grandecito que sea el bebé.
Me alegro que tus partos fueran tan bien. En general no son así. No hay que dramatizar, pero tampoco ponerlo como si no fuera nada. Un parto es un parto, con todo lo que eso conlleva.Y si ya te ponen la epidural, que de parto, poco. No hay que dar expectativas equivocadas, porque quien lea el articulo, puede pensar una cosa muy diferente de la realidad.Es simplemente TU experiencia. No hay que generalizar.
Así es, Rosa, tienes razón. Por eso digo «Bajo mi punto de vista personal, el parto no es para tanto. »
Gracias por tu comentario!
He tenido 2 partos, ambos provocados en la semana 42, con el primero me tiré de lunes a sabado ingresada, sobre todo pq se empeñaron en q un lunes en q iba a revision, me tuviera que quedar, y yo sin mis cosas!; el parto bien, agua teñida y varias pruebas, pero bien, porque hubo epidural, y el miercoles por la tarde nació Hugo (hace casi 13 años); el segundo parto fue peor porque aunque provocado, hubo 2 enfermeras que pasaron de mi, y al final, dilaté tan rápido que no hubo epidural, y parir casi 4 kg de niña sin eso….vamos, que si es el primero, no hubiera tenido mas. Tengo que decir que ambos matrones fueron unos profesionales maravillosos, aunque, en el segundo caso, el propio matron tuviera que regañar a la auxiliar por su actitud.
Tampoco hubo gritos, entre otras cosas porque cuando tengo miedo o dolor, no hablo. Lo que si hubo, en el segundo parto, fue un padre mareado al que hubo que decir como se tenia de colocar para que se le pasase porque cuando le dieron paso al paritorio, lo que vio fue a su hija en el aire y toda esa cosa desagradable que viene detrás; no olvidemos que un parto, sentimentalmente, puede ser bonito, pero, objetivamente, es una casqueria!.
Hola!!! Que bien me alegra leer que tus partos han ido bien!
La verdad es que me siento muy edentificada contigo.
Hace cosa de 20 dias tube a mi primer hijo y aguante en casa casi hasta los 4 cnts, cierto es que duele no vamos a negarlo pero la verdad yo estaba preparada para mas dolor , cuando vinieron a ponerme la epidural yo pregunte, ya? Se acabo? No voy a sufrir mas? Y poco despues llego mi pequeño Jose!
Como bien dices creo que deberiamos concienciarnos mas en lo que viene en los dias siguientes!
No todos los partos son iguales esta claro!
Yo camine mucho e hice muchos estiramientos no se si tendra algo que ver, fui tranquila y concienciada de que tenia que ayudar y no entorpecer.
Queria sentir y vivir el parto lo maximo posible. Y por supuesto sabia que cada paso que daba me acercaba a mi hijo!
Suerte a las futuras mamas!
Cesárea. Niña de pie. 4 días muy muy duros y una experiencia increíble en el quirófano. Me acompañó Gonzalo vestido de verde. Me daba la mano y me miraba constantemente a la cara. A las 13:30 epidural. A las 14:15 dice el magnífico doctor Tubío: uy, aquí hay una cosita que llora. Empecé a llorar yo también. Había vida. Le pregunté si era niña y me la levantó (unas gotitas de sangre cayeron en mi cara. La lámpara del techo era de espejo y se veía lo que hacían los médicos. Sólo miré una vez.
4 días en el hospital muy muy muy duros (apenas me podía mover del dolor y la leche no subía (subió al final).
Me hizo tanta ilusión lo de «cosita» que a veces a Sara la llamo «cosita». Hay un destino hasta para cómo y cuándo nacer. No sabemos los porqués, ni falta que hace. Tengo morriña de parto «normal» pero estoy tranquila por cómo fue todo. No se puede controlar la vida. Mi niña es sana y feliz y eso es lo que importa. Yo siempre tuve mucho mucho miedo al parto. Animo a todas, al final si hay salud todo sale bien. Gracias por comentar, Ana. Gracias a todas. Ahh, y si puedo dar un consejo: cuanto más consciencia se ponga en esto mejor, despiertas y respirando hondo, pero conscientes de lo que pasa. Que tu bebe sienta que estás ahí.
En mi caso he tenido dos cesáreas, la última de ellas de mellizas. Siempre me pregunté como sería y al final todo es más sencillo (al menos en mi caso) de lo que uno se imagina. La llegada de primera hija fue cesárea de urgencia y un 14 de Agosto atendida por el médico de guardia de turno al que no había visto la cara en mi vida. Un médico cubano que en un principio me dio miedo pero fue excepcional y todo salió perfecto. Tres días con dolores y tratando de hacerme con la bebé en esa primera experiencia en la que todo es desconocido y a veces te supera.
En el caso de las mellizas fue programado, con una ginecóloga excelente (Dctra. Alicia Guntiñas), a la que tengo un cariño especial y sigo viendo en mis revisiones que supo soportar mi pesadez del final ya en la semana 36 suplicando que las sacaran porque mi cuerpo no podía más (llevaba pinchándome heparina con una variz tremenda por opresión de las enanas y dolor por todos los órganos de mi cuerpo en cada patada que daban) y toreo la situación hasta la semana 37+ 3 días que medicamente consideró que estaban preparadas para salir y así fue, en el momento perfecto y con el peso justo para no tener más que unas horas de incubadora una de ellas. Ahora nos reímos cuando recordamos aquella conversación en la que me decía que lo más importante eran ellas, no yo (y qué razón tenía).
Nada que ver esta cesárea salvo el dolor de ese mismo día justo después de subir de quirófano que se arreglo con un buena dosis de calmante (yo diría para caballo), y listo. 5 días después Teresa se vino a casa, Carmen se quedó unos días más en el hospital ganando peso y atendida por profesionales excepcionales y nosotros mismos en dos tomas al día que es lo que permitía el hospital. A los 8 días de haber salido su hermana, ya estábamos todos en casa y yo muy recuperada. Ni que decir tiene que se me hizo mucho más duro aprender a atender a tres al tiempo que en si mismo el momento del parto. Y vista para atrás, experiencias preciosas con sus «cosas», pero a Dios gracias tres hijas sanísimas. Qué más puedo pedir!
Cada mujer es un mundo, cada parto un universo. Para ti el tuyo( con epidural) no es para tanto. Para mí el mío( sin epidural y encima con oxitocina), terrorífico. Fue en 2004, y también se llama Pablo. La verdad es que el dolor está olvidado ya. Ahora toca enfrentarse a su adolescencia.
Efectivamente, tienes toda la razón. Gracias por tu comentario, ahora nos viene lo mejor 🙂 o no.
Gracias por contar tu experiencia. A mi personalmente, me ha ayudado mucho. Aún me quedan unos meses para el parto, pero es cierto que tengo miedo. Leer que todo puede ir así de bien, a mí me ayuda mucho. Gracias!