Tal día como hoy, a  primera hora de la mañana y hace ya cinco años, venía mi hijo al mundo. Qué cursi estoy, pero hoy es su día, y como no estoy con él, siento morriña y unas ganas locas de abrazarle.

Tal día como hoy, a primera hora de la mañana, y hace ya cinco años, salíamos en un taxi para el hospital. Yo un poco reticente pues no tenía dolores apenas, pero eran «regulares», y con la chuleta en mano de la matrona, decidimos emprender la marcha por si acaso, que nunca se sabe. Ya nos dijo esta gran profesional que no nos pasáramos con la maleta para el hospital, que con una bolsita media era suficiente, que no era ni medio normal las maletas que se veían en la maternidad que más bien parecían dignas de ser hechas para una semana en el Caribe.

Así que con bolsita tamaño medio en mano, y medio escondiéndola por si era falsa alarma y era una primeriza más precipitándose ante la inminente y esperada llegada del «día final» , allí estaba yo entrando en el hospital San José de Madrid.

Todo fue más rápido de lo esperado, nada de dolores, nada. Epidural y el resto transcurrió muy deprisa, iba a decir demasiado, pero no, demasiado tampoco.

Y entonces llegó él. Ese niño maravilloso, pequeño y completamente sano. Era como un sueño, otro sueño hecho realidad. Desde entonces cada día soy consciente de la suerte que tengo, de lo afortunada que soy teniendo, no uno, sino dos. Y no sigo, que voy de mal en peor…

Permitidme que hoy felicite a mi hijo, y os deje su foto, que nunca he querido poner. Como veis, no era para menos y quería compartirla con vosotras. Su emoción por el fútbol ya está llegando a límites insospechados y ese día, por mucho que no me guste el fútbol y después de haber preparado toda la fiesta con motivos de «Los Pitufos», tuve que rodearle de escudos, trajes y balones.

Felicidades Pablo.

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