Ayer descubrí este artículo que ha sido traducido a nuestro idioma, procedente de un blog estadounidense en en The Huffington Post.
La verdad es que me emocionó. Trata de una madre que nunca se ponía en las fotos con sus hijos porque pensaba como lo hago yo, o muchas de vosotras, ahora en estos años. Nos vemos mal debido a que por falta de tiempo, dejadez o por múltiples motivos, no estamos en nuestro mejor momento en cuanto a belleza exterior se refiere, y siempre que va a saltar un flash, nos adelantamos nosotras quitándonos del objetivo, no vaya a ser que quede el recuerdo para toda la vida de esas pintas.
Lo que sí que quedará, y es en lo que deberíamos pensar, es nuestro recuerdo, nuestra cara, nuestras poses y sobre todo nuestros gestos de cariño hacia nuestros hijos. No sólo nosotros lo apreciaremos dentro de unos años cuando rescatemos estas fotos, a saber en qué formato, sino que ellos estarán encantados de conocer cómo era su madre, más o menos arreglada, peinada, o «emperifollada»… seguramente nos verán RADIANTES.
Además de dejaros el artículo porque merece la pena leerlo y releerlo, os contaré que, como ya os avancé hace unos meses, yo quiero empezar a salir a las fotos y a dejar estos momentos tan bonitos grabados para el futuro. Y dado que no soy muy fotogénica y que tampoco tengo a nadie con la intención de fotografiarme con paciencia, con mis hijos, cuando salimos a la calle, etc. voy a recurrir a alguien que lo haga de manera profesional ya que he podido comprobar que no tiene nada que ver.
Si puedo permitírmelo, lo haré cada año, y si no, intentaré pedirlo de regalo de vez en cuando, cuando alguien me pregunte sobre qué quiero por mi cumpleaños, mi aniversario o por lo que sea.
Hay empresas que hacen reportajes para familias y me parece el mejor regalo o el mejor autoregalo que podría hacerme.
Os dejo el artículo del que os hablaba, estoy segura de que os va a encantar y quizás muchas, a partir de ahora, cambiemos de actitud y nos pongamos delante de la cámara más a menudo:
El fin de semana pasado viajé con mi familia para asistir a la fiesta de cumpleaños de mi sobrina mayor, que cumplía 16. Mi hermano y mi cuñada llevaban muchos meses planeando la celebración, que querían que fuera una gran sorpresa, y habían incluido una cabina de fotomatón para que los invitados se hicieran fotos.
Llegué a la fiesta un poco tarde y, como de costumbre, ligeramente agotada tras tratar de vestirme y vestir a todos mis niños para una noche tan especial. Todavía no he perdido todo el peso del embarazo, llevo un sujetador de lactancia y no me cabe mi ropa más bonita. Me sentía incómoda, cansada y desaliñada.
Estaba con la espalda dolorida apoyada contra el bar, con mi bebé de cinco meses durmiendo en un portabebés sobre mi pecho (pese a los tonos graves y melodiosos del dúo LMFAO que resonaban por toda la habitación), cuando mi hijo de cinco años se me acercó corriendo.
«¡Ven a hacerte fotos conmigo, mami»…
sigue leyendo: Allison Tate: Mamá, ponte en la foto.
Si te gusta, comparte esta entrada en Facebook: pulsando aquí
Creo que es la primera vez que comento, pero no sabes como me he sentido de identificada, tengo dos bebés una de dos años y otra de seis meses, nunca estoy arreglada e intentaba no salir en las fotos, pero a partir de hoy eso va a cambiar.
Muchas gracias porque acabas de cambiar la percepción que tenía de estar bonita. 😀
Gracias Laura! la verdad es que yo me sentía así hasta que empecé a pensar en eso mismo, no podemos seguir así!
Un beso!
No tengo hijos pero os entiendo perfectamente.
Gracias Angeles!