Acaba de comenzar el nuevo curso de nuestros hijos. No de la forma que hubiésemos deseado, pero ha comenzado. Poco a poco nos vamos acostumbrando a esa nueva forma de vivir, a esos nuevos usos, a ese fuego cruzado de mentiras mediocres que hacen dudar de la más mínima capacidad del ser humano para comprometerse siquiera con la más mínima expresión de su dignidad…

Pero hay cosas permanecen. Existe aún el sabor de antaño en alguna de las costumbres de antes y de ahora, y esperemos que de siempre. Se trata por lo general de pequeñas cosas, de detalles mínimos que solo cobran sentido con el paso del tiempo. Hoy ha llegado un mensaje avisándonos de que en unos días nuestros hijos deben acudir con uniforme y de punta en blanco porque les van a hacer la fotografía del curso. Entonces me ha dado por mirar la nevera en la que expongo, un año tras otro, los imanes de cada uno de ellos con la foto de cada año. Es una especie de secuencia en la que, a medida que crecen, los voy perdiendo y solo queda su imagen en la nevera…

Hoffman fotos

Cuando era pequeña a mí también me hacían la foto del cole. Daría mucho por encontrar alguna de aquellos retratos de aquellos años, años en los que la vida no contenía preocupaciones, en los que jugar y hacer los deberes conformaban un universo más que suficiente. Creo que un día me pondré a buscarlas y no pararé hasta dar con ellas. Porque seguro que al verlas puedo recordar infinidad de cosas que, sin una imagen, no puedo.

Pero pasaron esos años como pasarán los de nuestros hijos y una entra en una especie de Guadiana en la que no quiere que se saquen fotos. Nos vemos pequeñas gordas y/o feas, tal vez con arrugas, no nos vemos bien con nada. Los vestidos, los gestos, las muecas, los ojos cerrados o rojos con aquellas cámaras antiguas que no escondían ningún defecto, si no es que los agrandaban.

Reconozco que esa época en la que no quería que me sacaran ninguna fotografía ha durado demasiado. Los cercanos siempre me dijeron que salía bien, pero yo quería esconderme, como si el hecho de no aparecer constituyera una especie de refugio detrás del que esconderme. Y ahora lo considero una verdadera tontería no haber querido estar ahí, porque mejor estar mal, que no estar, al menos eso pienso ahora.

Así que llegó el momento en el que la cosa cambió, y decidí ponerme en todas las fotos posibles, especialmente en todas las que pudiera salir con mis hijos ya fueran momentos importantes y para recordar de nuestras vidas, como en el parque cualquier sábado por la tarde; de repente empecé a querer salir en todas y cada cierto tiempo me hago un album Hoffman. ¿Por qué? Porque empecé a pensar que quería que mis hijos recordaran cada etapa de su vida y de la de sus padres, que no olviden nunca los buenos momentos vividos, que ahora parecen nada importantes pero el día de mañana cada paseo, cada costumbre, cada parque puede significar mucho para ellos y traerle buenos recuerdos.

salir en las fotos

Quiero que sepan cómo era su madre, que una vez fue joven, y sin tantas arrugas, y que incluso calzaba zapatos deportivos, o tenía el pelo largo y se movía con cierta agilidad.  Cómo celebramos los cumpleaños, cómo era nuestra casa, nuestro día a día y no solo en acontecimientos como bautizos, bodas y comuniones.

Quiero recordar cada día vivido, y quizás me esté poniendo un poco intensa pero  no lo hago con tristeza ni con nostalgia, lo hago con ganas de vivir y revivir cada instante, que, como bien sabemos ahora, nunca se sabe lo que nos deparará el mañana.  Así que sí, debo reconocer que ahora yo me pongo en las fotos, en todas las que pueda, y después procuro imprimirlas para ver las mejores de vez en cuando.  Es una costumbre que espero mantener en el tiempo.

Si a mí me encanta ver fotos de mis padres, y nunca me fijaría en su defectos, por qué iban a hacerlo mis hijos?

Creo que hay demasiadas cosas de la vida de una mujer que se quedan sin testimonio por temores absurdos que pasados unos años, y en el mejor de los casos, desaparecen, así que ¿por qué no acabar ya con esos temores sin fundamento y al menos conservar recuerdos de algunas de ellas?

Y ahora contadme ¿vosotras preferís salir o no en las fotografías de recuerdos? ¿sois de las que os retiráis o de las que queréis salir en la foto, salgáis bien o salgáis no tan bien?

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